jueves, 8 de marzo de 2012
La policia vigilara a los vecinos que saluden a diario.
Fuentes de la Policía Nacional han confirmado que, en adelante, se extremará la vigilancia “de todos esos vecinos muy normales que siempre saludan”
tras comprobar que en numerosos delitos graves están involucrados sujetos de dicho perfil. “El entorno de estos delincuentes nunca sospecha porque son gente que nunca lo dirías. Por eso mismo recomendamos a los ciudadanos que, cuando detecten a gente que nunca lo dirías, se pongan en contacto con las autoridades”, alertaba Joaquín Viseras, portavoz de la Policía Nacional. Según Viseras, es relativamente fácil identificar a los sospechosos porque no son sospechosos: “Son tan normales que no puede ser. Te aguantan la puerta para que pases, nunca les ves quejarse, no ponen la tele muy alta… parecen alemanes pero ni son rubios ni conducen un Volkswagen”, aclara el portavoz. Los conductores que no hayan cometido ninguna infracción en los últimos tres años también serán investigados “porque solo conduce con tanto cuidado el que no quiere que le pillen porque esconde algo muy jodido en el maletero”.
“Denuncié a mi vecino porque le invité a una caña y me dijo que no. Y es español. Claro, sospeché de inmediato. Luego resultó que tenía varios discos comprados ilegalmente en el top manta y un descodificador del Canal Plus que no devolvió cuando se dio de baja”, explica un testimonio que no duda en acusar al entrenador Josep Guardiola de esconder “a cinco o seis bebés” en un sótano “a juzgar por la cara que tiene y lo prudente que es siempre en público”. Insiste en que “basta con tener un poco de psicología para cazarles. Yo nunca me fié de Urdangarín”.
Expulsado a patadas de un bar por no gritar viendo el fútbol
Un caso paradigmático de normalidad sospechosa es el de Gregorio L., ciudadano almeriense que despertó todo tipo de suspicacias en un bar al no gritar como todo el mundo mientras veía un partido de fútbol en el televisor del establecimiento. “Llevaba la camiseta del Almería, supongo que para despistar. Pero luego no se movía ni gritaba ni nada. Se comportaba como un pederasta”, reconoce el dueño del local. Información obtenida de www.elmundotoday.com
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